Cuarta victoria del C.B. Canarias ante el Blancos de Rueda de Valladolid, y segunda consecutiva, no exenta de dificultad; sabiendo temporizar y neutralizar las acciones castellanoleoneses.
El equipo en general, salvo alguna excepción, estuvo a la altura de las circunstancias, siendo Jakim Donaldson y Levi Rost, los que dieron el toque de solvencia que se le pide a todo jugador de ACB.
Atrás han quedado, los encuentros que nos dejaron un mal recuerdo como el Blusens Monbús, el Real Madrid, el Gran Canaria…
Un encuentro que ha servido para certificar la mejoría de los aurinegros, tras el el choque en Madrid ante el Mad-Croc Fuenlabrada.
El encuentro se inició con un mordiente C.B. Canarias, donde el tiro exterior destrozaba a los pupilos de Roberto González, y prueba de ello era 7-0 al minuto tres.
Los pucelanos les costaba “Dios y ayuda” para anotar, ante la gran defensa y el acierto de los aurinegros, finalizando el primer cuarto con un 20-14.
En el segundo cuarto, aparecen las rotaciones en ambos equipos. Y es aquí, donde Jakim Donaldson impondría su calidad, intimidando y frustrado al rascacielos Sinanovic.
Un bajón en el Canarias, hizo que llegara la angustia a la grada, con parcial de 0-7 (27-26).
A partir de aquí, estábamos ante un nuevo encuentro, un triple providencial de Jaime Heras, pondría el marcador a 34-29.
El C.B. Canarias, encontró a Rost y Uriz, quienes fueron el estilete para endosar un parcial de 12-2, y de un 40 a 41, pasamos a un 52 a 43 en poco más de cuatro minutos, con 11 puntos de ventaja se llegaría al final de este cuatro (56-45).
Nuevamente, los pucelanos meten miedo a la grada, con el inicio del último cuarto, tras un triple de Grimau (63-56). Estaba claro, que algo no funcionaba en el Canarias, pero con la entrada en la dirección del juego de Uriz por Biviá y posterior sustitución de Richotti, el equipo empezó a tomar otro cariz.
Era el momento de jugar con eficiencia, con control e inteligencia cada posesión.
Pero el Valladolid estaba apretando, como así lo indicaba el marcador, con un amenazador 65-64, y dos largísimo minutos por jugar.
Pero surgió una de las estrellas de la noche, falta sobre Jakim Donaldson, se le concede dos tiros libres, que no desperdició (67-64).
A falta de 32 segundos por jugar y con un 72 a 68, y balón en manos vallisoletanas, supimos jugar, esgrimiendo una excelente defensa, con un corte de Levi Rost, y posterior falta sobre el mismo, deja el marcado a siete segundos, con un 74-68, que sería el resultado final.
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